26 junio 2009

MUERE EL GRAN ICONO DE LA CULTURA POP

Zombi. 1. Persona que se supone muerta y que ha sido reanimada por arte de brujería, con el fin de dominar su voluntad.
2. Atontado, que se comporta como un autómata.

Juan Pablo Colmenarejo, responsable del informativo del mediodía en Onda Cero, pregunta a un crítico musical de cuyo nombre no me acuerdo: "¿Crees que los medios de comunicación exageramos al darle tanta importancia a la muerte de Michael Jackson?". La entrevista se convierte en ocasiones en un género tan barato, tan de relleno, que provoca patinazos hasta en buenos profesionales como Colmenarejo. Habría que matizar que algunos medios escritos no han exagerado en absoluto su cobertura del deceso. Menos mal que tenemos internet (como consumidores de contenidos, porque como forma de ganarnos la soldada lo llevamos claro). La noticia arrasa en la web, incluyendo la de ABC, donde se está haciendo un meritorio esfuerzo; a media tarde de hoy, siete de las diez informaciones más vistas tienen relación con "Jacko". Todos los telediarios han abierto con el asunto, dedicándole una minutada. Por no hablar de la frenética actividad en Twitter y de las exclusivas en sitios como TMZ, donde ya tienen la grabación de la llamada de emergencia que se hizo desde la residencia del cantante. Así que, en realidad, habría que preguntar si es el público el que exagera.

Recordemos: en su viaje del negro al blanco, hay una fecha que Michael Jackson señaló en rojo, la que supuso su coronación como rey del pop y que marca un antes y un después en la forma de concebir el negocio de la música, un modelo que hoy se tambalea: el 1 de diciembre de 1982 publica "Thriller", un bombazo planetario con unas credenciales mareantes. Disco más vendido de la historia (más de cien millones de copias, una carrera que hoy continúa imparable con 60.000 por año sólo en Estados Unidos y que, a buen seguro, tendrá un repunte después del infarto fatal), obtuvo 58 discos de platino y 8 premios Grammy (de los 12 a los que estaba nominado) y permaneció durante 80 semanas en el top ten del Billboard 200 (lista publicada semanalmente con los álbumes más vendidos en los EE.UU.), 37 de ellas en el número uno. Y todo esto sólo con "Thriller". ¿Exageramos?

En 2007 publiqué un reportaje al cumplirse los 25 años de la aparición de este álbum donde se funden soul, funk y rock, que contó con una producción de lujo del mítico Quincy Jones, que ya había pulido el talento de Michael en su primer trabajo en solitario, "Off the wall", e incluye éxitos como "The girl is mine" (cantado a dúo con Paul McCartney), «Billie Jean" (la obra maestra, mi favorita), "Beat it", "Wanna be startin' somethin", "Human nature" y "Thriller". Hacía años que no lo escuchaba, así que para inspirarme me lo grabé en el iPod. Mis hijas, que cuando me ven escuchando música suelen quitarme los auriculares y curiosear, no pusieron caras como hacen habitualmente. "¿Os gusta?", les pregunté, sorprendido. "Sí. ¿Quién es?". Cinco minutos después estaban frente al televisor viendo los famosos videoclips (salvo el de los zombis, para no perturbar su sueño). Alucinaron. Especialmente con los de "Black and white" y "Remember the Time". Me los piden de vez en cuando. Mi hija mayor tiene los temas en su mp3 y la pequeña hace imitaciones de los pasos de baile, aunque creo que debe perfeccionar el moonwalk. Todavía no les he dicho que MJ ha pasado a mejor vida.

Diciembre de 1983. Un año después de su lanzamiento, "Thriller" parece amortizado. "Billie Jean" y el resto de los singles han sido pinchados millones de veces en las discotecas y emisoras de radio de todo el mundo. Entonces el álbum es reanimado como por arte de brujería por un vídeo musical de 14 minutos de duración dirigido por John Landis ("Granujas a todo ritmo", "Un hombre lobo americano en Londres"), un corto de terror que contó con un presupuesto de 800.000 dólares —en su momento fue el más caro de la historia— donde Michael ejecuta un baile marca de la casa con un grupo de zombis. Fue tal el impacto de su estreno que llegó a ser emitido dos veces por hora por la MTV, y el Making Of vendió 9 millones de copias (otra cifra récord). En España, su emisión fue anunciada a bombo y platillo por TVE, que no tardó en reponerlo. El cantante le cogería gusto al asunto y volvería a contratar a directores de postín para sus próximos videoclips ("Captain EO", firmado por Francis Ford Coppola; "Bad", por Martin Scorsese...). Cada estreno era esperado con una ansiedad digna de las entregas de Harry Potter. ¿Seguimos exagerando?

"Thriller" puso en órbita al músico, pero también al personaje que terminó fagocitando al primero. Sus excentricidades, visitas al quirófano, matrimonios, acusaciones de pedofilia y pleitos judiciales deterioraron su imagen. Este lado oscuro ha sido explotado en los obituarios, acompañados por fotografías decadentes. Qué manía. Como la de dar a Antonio Vega con cara de yonqui o a Farrah Fawcett (también despegó ayer) destruida por el cáncer. Sí, ya sé que Antonio era drogadicto y Farrah estaba tocada de muerte, pero por encima de todo él era un músico excepcional y ella un ángel de Charlie.

Un Michael cincuentón—nació el 29 de agosto de 1958 en Gary, Indiana—, ataviado al más puro estilo Willy Wonka en sus últimas fotografías decentes (sin duda le hubiera gustado reencarnarse en el personaje creado por Roald Dahl para su libro "Charlie y la fábrica de chocolate"), buscaba la redención, o la resucitación —como aquellos zombis bailones de los buenos tiempos—, o, simplemente, enjugar sus deudas, cuando anunció hace unos meses una tira de conciertos veraniegos en Londres. Atención: última oportunidad para ver al ídolo. Por desgracia para sus fans, la última oportunidad es pasado.

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