30 noviembre 2009

PERDIDOS: LA DOSIS FINAL LLEGA EN FEBRERO



Carlton Cuse, creador y guionista de Perdidos, alaba en su twitter la promo que ha hecho Cuatro para la última temporada de la (probablemente) mejor serie de la historia. No sé si los fans podremos soportar el mono hasta febrero.

25 noviembre 2009

ZAPATERO, EL BUSH ESPAÑOL

No lo había pensado, pero la teoría no es descabellada. Es más, me parece impecable. La sostiene un tal J. H. H. Weiler, catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York, en una interesantísima Tercera que publica hoy ABC. La mejor en mucho tiempo. He intentado entresacar dos o tres frases y poner un link, pero es un texto tan difícil de resumir que... al carajo, he hecho un copia-pega íntegro. A nuestro ínclito presidente, ávido lector de periódicos (sobre todo de los editoriales de los diarios catalanes), seguro que no le ha gustado nada la comparación. Pero Weiler la ha clavado.

El George W. Bush español
Existe un consenso generalizado, incluso entre los que votaron por él, de que George W. Bush ha sido el peor presidente de Estados Unidos que se recuerda y que ha infligido a Estados Unidos un daño a largo plazo que, en algunos casos, tardará generaciones en repararse. Sus «proezas» en política exterior son famosas y han tenido como consecuencia la erosión de la reputación y la influencia de Estados Unidos y la pérdida de respeto, además de llevar al país a un abismo sin precedentes. Económicamente heredó un mercado sólido y unas políticas fiscales y monetarias responsables. Todo lo que tenía que hacer Bush era seguir en la misma línea, pero manteniéndose alerta. Su negligente forma de hacer las cosas, no sus políticas, fueron lo que facilitó que se produjera la catastrófica crisis del otoño de 2008. La herida más profunda se ha producido en el terreno de lo social. Con sus políticas, pero sobre todo con su actitud y su retórica, agrandó las divisiones políticas, acentuó las diferencias sociales y prácticamente satanizó a la oposición. Lo más destacable de su persona era su impresionante desconocimiento de sí mismo, el increíble desajuste entre la percepción que tenía de sí y la que tenían los demás.

Está claro que España no es Estados Unidos. Pero hay unos parecidos asombrosos entre el daño que causó Bush y el que está causando José Luis Rodríguez Zapatero, y que de hecho, también se debe a su personalidad. Incluso muchos de los que antes defendían a Zapatero están empezando a pensar que la historia lo juzgará como el George W. Bush español. En política exterior, no recuerdo un declive tan precipitado en la influencia o el estatus de ningún Estado miembro de la UE. Cuando Zapatero asumió el cargo, España, gracias a sus logros internos y al sobrio liderazgo de sus dos predecesores, -junto con la siempre elevada profesionalidad del cuerpo diplomático español-, había llegado a considerarse parte del club de líderes. Nada que tuviera trascendencia sucedía en Europa sin el «consejo y el consentimiento» de facto de España. En la escena mundial, su relación especial con Iberoamérica y un importante papel mediador entre Europa y Estados Unidos, -aunque sin el bagaje de los británicos-, subrayaba la importancia de España. Actualmente, en parte como consecuencia de la propia imagen del Presidente español, -a pesar de las «matizaciones» del Elíseo-, y en parte por una reivindicación extrema, al estilo de Grecia, de los intereses españoles, y también, en parte, por una ausencia casi total de iniciativa y liderazgo europeos, Zapatero está en la photo-finish con Berlusconi en la cola de la liga de los líderes de grandes Estados. Y a España se la trata como a un pasajero problemático en el barco o como a un cliente al que comprar y vender. En el plano internacional, gestos como su insulto infantil a la bandera estadounidense y unas poses torpes en otros escenarios internacionales, que ni siquiera su muy capaz ministro de Exteriores puede enmendar, han hecho que España sea sencillamente irrelevante en la mayoría de las crisis mundiales, un actor principiante, aunque consiguió entrar por los pelos en el G-20.

Económicamente, todo lo que Zapatero tenía que hacer era seguir diligentemente la ruta marcada por Aznar y tener cuidado con los icebergs. En lugar de ello, se quedó dormido en el puente de mando. Su negligencia es igual de flagrante que la de Bush, enmascarada durante un tiempo por la situación mundial. Ahora que otros países empiezan a recuperarse, la espantosa situación a la que ha llevado la mala gestión económica de Zapatero está a la vista de todos. España vuelve a ser el enfermo de Europa.

Sin embargo, a la larga, lo que se juzgará como la herida más duradera será el impacto de su manera de hacer en la estructura política del país. Independientemente de la opinión que se tenga en materia de política social, uno no puede sino deplorar su retórica polarizadora, su gusto por el enfrentamiento cultural, su satanización de sus adversarios y su vulgar forma de abordar cuestiones delicadas como la historia reciente o el tema del aborto. Zapatero es un verdadero Bush español. Su complicidad oportunista con el Estatuto de Autonomía catalán, que ahora se ha convertido en modelo para un nuevo acuerdo constitucional, desastroso, en marcha en las otras regiones de España, agrava todavía más las cosas. En España, por motivos históricos, el federalismo clásico nunca se ha intentado. De los Estados de más éxito del mundo, muchos son federales; piensen en Alemania, Australia, Canadá o Estados Unidos. ¿El secreto? Una identidad nacional fuerte y unificadora con una descentralización pragmática del poder que tiene como consecuencia un sistema de Gobierno eficaz que da a los ciudadanos el control de su vida. El Estatuto catalán, por su vocabulario e interpretación política de la identidad catalana, representa un degenerado paso hacia atrás de la estructura constitucional y de cualquier modelo federal. Vuelve a los años veinte, a la caída del Imperio Otomano y al renacimiento de los Estados nacionales liberados. En ese mundo, la imaginación política no podía concebir un pueblo que no fuera «puro», «orgánico», que en cambio fuera multicultural o multiétnico. No sé si esa es para alguien la solución «progresista». En mi opinión, son sólo infames «Regímenes de Minorías», que reconocen, igual que hace el Estatuto catalán, la identidad nacional separada de estas minorías y les concede diversos grados de autonomía. Esta forma de pensar en este ámbito dio lugar más adelante a los amargos y patológicos resultados de la limpieza étnica. En sus aspectos menos enfermizos, aviva los llamamientos tribales al cese de la convivencia, y en su interpretación común resulta sencillamente desmoralizadora por su incapacidad de replantear como una expresión de la España moderna a un único pueblo español rico y unido en su diversidad, demostrando esa característica esencial de Europa: una Tolerancia Constitucional que se alegra de definir comunidad y nación en términos inclusivos traspasando las líneas anticuadas de «lo ajeno». El acuerdo constitucional que actualmente se debate en España no es un regreso al futuro, sino un salto hacia el pasado, del que la mayor parte de Europa se ha librado. No es sólo un deprimente fracaso espiritual. Bélgica optó por un camino similar y los sucesivos y desastrosos acuerdos constitucionales ahora se han afianzado en miniestructuras de poder interesadas que hacen que el país sea cuasi disfuncional. Al igual que pasó en Bélgica, una vez que se ha salido, será imposible volver a meter la pasta de dientes en el tubo.

El Estatuto catalán también incluía una divisiva «ley de derechos», consecuencia de una emboscada constitucional por parte de la extrema izquierda. Deus ex machine; las demás regiones quieren lo mismo. ¿Derechos humanos y este tribalismo? Casi una contradicción en sus propios términos.

Zapatero, más preocupado por su destino político electoral y el de su partido, les siguió alegremente el juego y respaldó este proyecto tan poco imaginativo para el futuro de España. No subestimo su perspicacia política. ¡Bush también salió elegido para un segundo mandato! Pero la complicidad en el desmembramiento constitucional de la nación española es el acto de un político de tres al cuarto, no el de un hombre de Estado, algo que el Tribunal Constitucional debería tener en mente. La historia será implacable si no lo hace. Muchos de ustedes rezongarán que quién soy yo, un judío estadounidense, para darles a los españoles un sermón sobre sus asuntos internos. Y yo les puedo responder en un tono desafiante que quiénes son ustedes para poner objeciones. España es uno de los pocos países cuya profunda influencia a la hora de dar forma al mundo en el que vivimos y en el que seguiremos viviendo durante siglos lo convierte -metafóricamente hablando, por supuesto- en patrimonio de todos los ciudadanos del mundo.

En cierto sentido, todos somos españoles; y ustedes, los ciudadanos de España, en cierto sentido, no son más que los guardianes, los fiduciarios de ese gran patrimonio mundial llamado España y la nación española. Tengan cuidado de que su George W. Bush no consiga traicionar su confianza, la confianza de todos nosotros.

23 noviembre 2009

CONSUELO PARA UN LUNES

«El periodismo no está en crisis; sí la industria periodística, que busca una redefinición. No percibo la tecnología como una amenaza, sino como una oportunidad. El periodista tiene que ser un superviviente; en estos tiempos eso significa que debe ser capaz de escribir textos y hacer fotografías y vídeos. Y manejarse en internet. En una reciente visita a la escuela máster de un diario me escandalizó que sólo cuatro estudiantes tuvieran blog. De todos modos no se puede vivir sin estar en crisis. La bonanza lleva a la molicie» (Enrique Meneses, maestro de periodistas. Más sobre viejos rockeros, aquí. En la foto, especie en extinción).

19 noviembre 2009

LA RESACA DEL "ALAKRANA"

Me ahorro cualquier comentario sobre el bochornoso espectáculo del Gobierno en la crisis del “Alakrana”. Fatiga una barbaridad. Me quedo con tres detalles de la resaca.
Uno. La vida sigue igual. La retirada de la pancarta del Ayuntamiento de Bermeo reclamando la libertad de los secuestrados deja al descubierto el inefable cartel de los “euskal presoak”. Entretanto, el armador envía un nuevo retén: no hay atunes que perder. Como siempre, no es por dinero, es por mucho dinero. Dice el engrasador del barco: “Espero que los piratas nos dejen en paz, que ya han hecho sufrir bastante al Alakrana”. Tonto o ingenuo, qué más da. Sus jefes no lo son. Ni una cosa ni otra. Por una vez, Gaspy tiene razón: estos tipos se han ido de rositas.
Dos. La farra. Después de esquivar las balas de nuestras tropas (el asunto me recuerda a una escena de “Pulp Fiction”, cuando los matones Vincent Vega y Jules Winnfield, o sea, John Travolta y Samuel L. Jackson, sobreviven a un tiroteo a bocajarro de un ratero), los piratas se lanzan a una orgía de sexo, drogas y alcohol en su pueblo, donde se celebra con ocho bodas el pago del rescate y las putas aprovechan que hay euros frescos para subir sus tarifas. Los niños ya no quieres ser futbolistas; quieren ser piratas. Corren ríos de ron, como en la isla Tortuga en los buenos tiempos. Sólo falta Jack Sparrow. Tal vez el cabecilla de este grupo haya dicho, inspirándose en la mítica frase del señor Lobo (Harvey Keitel, vuelvo a la peli de Tarantino), “caballeros... ahora sí que podemos chuparnos las pollas”.
Tres. Silvia. La atractiva esposa del marinero Pablo Costas, con aspecto de novia perenne. Su historia es la portada del D7 de ABC el próximo domingo. Con una chica así esperándole en el puerto, los terribles días de cautiverio han debido de pasar lentísimos para Pablo.

17 noviembre 2009

DE ARRAYANES Y SOLEDADES

Dicen que Walt Disney se inspiró en este bosque color canela para su “Bambi”, aunque no hay ciervos por aquí. Lo cierto es que estos árboles de lento crecimiento y fina corteza dorada con manchas blancas, que lanzan sus retorcidas ramas para atrapar al visitante, remiten a un mundo más antiguo, cuando la naturaleza imponía su ley y no existían esas cómodas pasarelas construidas por el hombre. Sorprendería menos ver un dinosaurio que un cervatillo por aquí. El Parque Nacional Los Arrayanes está situado en la península de Quetrihué, en la ribera norte del lago Nahuel Huapi, y puede accederse a él en barco o a pie desde Villa La Angostura (hay un sendero de unos doce kilómetros que puede recorrerse en bicicleta). También parten hacia allí catamaranes desde Puerto Pañuelo, junto al Llao Llao, uno de los mejores hoteles de Argentina, histórico establecimiento con aspecto de parador de montaña y asomado a un paisaje lacustre que quita el hipo; la excursión suele incluir una visita a la isla Victoria, un plácido y solitario lugar para quedarse un par de días o, directamente, vivir de la prejubilación en su maravillosa hostería asomada al acantilado.

Desde Villa La Angostura hasta San Martín de los Andes, por la bellísima Ruta de los Siete Lagos, la primavera anda revuelta y pinta de blanco el paisaje. Los 110 kilómetros del camino pueden cubrirse en hora y media, pero quién se resiste a las tentaciones que surgen después de cada curva, a los bosques de ñires, coihues y araucarias, a los ríos, a los lagos de nombres tan sugerentes como Hermoso o Espejo. A perder horas (o días) en Villa Traful. San Martín es un remanso de paz donde practicar deportes (de verano y de invierno) y comer chocolate, actividades que no tienen por qué ser incompatibles. El regreso a San Carlos de Bariloche puede hacerse por un tramo de la mítica Ruta 40, la carretera más solitaria de Argentina, una arteria recta e interminable que discurre paralela a los Andes a lo largo de casi 5.000 kilómetros y une once provincias, incluyendo varias de la vasta Patagonia. En algunas zonas el asfalto se transforma en ripio (gravilla). De cuando en cuando, alguna estancia ovina y aldeas sacudidas por el viento nos recuerdan que hay seres humanos en el planeta. La Ruta 40 podría ser una metáfora del valle de lágrimas de este mundo y provocar que el melancólico viera a todos sus fantasmas haciendo auto-stop, pero a veces la introspección no es mala compañía y la carretera se adentra en lugares como el Valle Encantado, con sus pináculos volcánicos apagando la monotonía.

Fotos: Mike Muddy. Bosque de Arrayanes (arriba) y el Valle Encantado, en la Ruta 40 (abajo).
(Publicado en el blog de ABC Viajar).

13 noviembre 2009

EL PERITO MORENO AGUANTA EL TIRÓN

El cambio climático (o el cambio de ciclo, según los escépticos) está derritiendo algunos de los glaciares más imponentes del mundo, incluyendo los que bajan del Campo de Hielo Patagónico. El caso del Upsala es paradigmático: gigantescos témpanos impiden a los barcos turísticos llegar a su frente. Sin embargo, el Perito Moreno, probablemente el más famoso de todos ellos, resiste. Alimentado por los vientos húmedos procedentes del océano Pacífico y protegido por la península de Magallanes, sus espectaculares derrumbes (como el de estas fotos obtenidas el pasado 8 de noviembre) podrán ser disfrutados algún tiempo más. Si éste debe medirse desde la perspectiva humana o geológica, sólo el clima lo sabe.

Fotos: Mike Muddy


















07 noviembre 2009

EL CEMENTERIO DEL MONTAÑÉS

Nieves de Pellegrin sube por la estrecha y resbaladiza trocha con la ayuda de un bastón y cargando con sus casi ochenta años y sus recuerdos. Su pelo es como su nombre, como el lugar por donde se deslizaron el amor y la juventud. A pesar de lo empinado del sendero la anciana tiene el suficiente resuello para explicarnos la flora de la montaña andina. Después de unos minutos llegamos al Cementerio del Montañés, a los pies del Cerro López, cerca de San Carlos de Bariloche, el lugar de reposo de alpinistas que amaron estas escarpadas cumbres. Algunos murieron jóvenes mientras trataban de conquistarlas; otros, como Gino, el marido de Nieves, fallecieron en la cama después de una larga e intensa vida. Miembro del primer equipo nacional argentino de esquí, Gino de Pellegrin fue una de las glorias de una actividad que echó raíces en Bariloche, como saben bien los aficionados a los deportes de invierno que no soportan el verano en el hemisferio norte. "Aquí estoy otra vez, flaco, la cuesta todavía no puede conmigo", le dice Nieves a su esposo. Los cementerios nos seducen. Tal vez por la misma razón que explica el éxito de las esquelas en los periódicos (las leemos, ergo seguimos vivos). O porque sabemos que la Parca vendrá a buscarnos tarde o temprano y nos gusta explorar las fincas de los demás por si nos dan alguna idea. La del Cementerio del Montañés, con vistas al Parque Nacional Nahuel Huapi, es original, aunque la vegetación termina por reclamar lo que es suyo y las cruces y las lápidas apenas resisten su abrazo. "Papá, te fuiste donde querías", dice una placa. "Apoyaste tu cabeza en las rocas... No supiste morir de otra forma que no fuera en tu montaña. Te amamos". Nieves baja por el camino pasito a pasito, y se detiene en una curva porque ha descubierto una orquídea silvestre de intenso color amarillo. Se despide de los visitantes, que aprietan el paso. Anochece y hacia el Cerro López asciende una cordada de ánimas.

Foto: Nieves de Pellegrin con un alpinista en el Cementerio del Montañés.

(Publicado en el blog de ABC Viajar).

03 noviembre 2009

CARLITOS Y EVITA QUE ESTÁIS EN EL CIELO

"¡Ese Carlitos!", grita la platea. Claque o espontáneos, quién lo sabe. Carlitos no es Gardel, pero como si lo fuera. Mismo pelo engominado, mismos gestos, misma presencia imponente en el escenario, misma voz (o así queremos creerlo). Y suenan sus clásicos. "Mi Buenos Aires querido", "Volver", "El día que me quieras"... (El día que me quieras no habrá más que armonías, será clara la aurora y alegre el manantial. Traerá quieta la brisa rumor de melodías y nos darán las fuentes su canto de cristal. El día que me quieras endulzará sus cuerdas el pájaro cantor, florecerá la vida, no existirá el dolor... La noche que me quieras desde el azul del cielo, las estrellas celosas nos mirarán pasar y un rayo misterioso hará nido en tu pelo, luciérnaga curiosa que verá que eres mi consuelo). En la Esquina Carlos Gardel, en la capital argentina, se pueden degustar platos llamados "Rubias de Nueva York", "Me da pena confesarlo" y "Recuerdo malevo" mientras se disfruta del espectáculo. Aquí estuvo en tiempos el Chanta Cuatro, restaurante y hotel familiar donde Carlitos Gardel, el de verdad, solía reunirse con sus amigos a cenar, cantar miolongas, echar unas risas... o, simplemente, dejar pasar la noche hasta el alba. El lugar está situado en el barrio del Abasto, el del mercado que respiraba trabajo de día y tango de noche, y allí esta música hecha de puro sentimiento se convirtió a finales del siglo XIX en la banda sonora del pueblo.

Tal vez aquel pueblo al que cantó Gardel fuera el mismo que Evita arengó desde un balcón de la Casa Rosada, la tropa de descamisados que la convirtió en una santa, aunque en este caso no exista la misma unanimidad que con el "zorzal criollo". El recorrido del Museo Evita empieza con la muerte y, en consecuencia, el nacimiento del mito de Eva Perón. Mito blanco y mito negro, defensora de los humildes y cómplice de una mentira que se sostuvo mientras las vacas fueron gordas. Que el visitante saque sus propias conclusiones. Ana María, guía del museo, no toma partido, pero sí tiene una frase favorita del personaje: "Cuando los ricos piensan en los pobres... piensan en pobre". Es decir, su hoja de ruta es la limosna y la conmiseración en vez de acortar distancias. No está claro que Evita se aplicara el cuento. En el primer gobierno (1946-52) de Juan Domingo Perón en Argentina sobraba la plata y Evita repartió juguetes y neveras entre los menesterosos propios y ajenos, tanto que su fama traspasó fronteras. Como primera dama glamourosa y carismática hizo historia mucho antes de la llegada de Jackie Kennedy, y sus discursos y personalidad agigantaban su corta estatura física. Dejó un cadáver joven y, visto lo visto, sólo le faltó ganar el Nobel de la Paz por sus buenas intenciones. Su tumba es la más visitada en el impresionante cementerio de La Recoleta, en Buenos Aires. Una placa con su efigie incluye la frase: "Volveré... y seré millones". Ana María afirma que Evita nunca dijo eso. Pero los mitos adquieren vida propia más allá de la verdad o la razón.

(Publicado en el blog de ABC Viajar).