La entrada al número 7 de Juan Ignacio Luca de Tena muestra los restos de un naufragio. Naufragio de un tabloide irreconocible, sin grapa y sin alma, un aborto de ABC cuyos jirones alfombran la calle. Naufragio del periódico de Azorín, Julio Camba, César González-Ruano y tantos otros que contaron guerras y paces, alegrías y tristezas, hazañas y tragedias, ecos de sociedad y otros aconteceres durante casi 110 años. Naufragio de tantas amistades y experiencias compartidas. Naufragio de una profesión que está de frenopático. Naufragio interior por tantas dudas, decepciones y sufrimientos.
Pase lo que pase, ya nada será igual.
Recuerdo el olor de la cera caliente con que se pegaban las palabras, las fotos y los gráficos cuando era un becario y el periodismo parecía más un oficio que una pose. También los amaneceres tras los interminables cierres de aquel suplemento de empleo al que le reventaban las costuras por la publicidad. Hablo con gente con la que no cruzo palabra desde hace años. Un tocayo del taller, colonizado por las canas, me dice que José, el Bellota, se ahogó en la Charca Verde de La Pedriza al poco de prejubilarse. Hay que joderse. También me da noticias (buenas) de Ramón el Drácula, Jacinto y otros clásicos de aquellas noches sin fin. Vivos o muertos, ahora los veo como fantasmas. Bajo la calorina se me aparece Margarita y me embarga la tristeza, pero enseguida me acuerdo de la frase que soltaba al final de cada jornada, al despedirse, y sonrío para mis adentros ("Hasta mañana... si no encuentro nada mejor"). También se me aparece Ricardo, pero éste continúa en este mundo. Empezamos juntos en la Facultad en 1983. Salimos en la orla con otros condiscípulos que también están aquí, al pie del cañón, como Antonio. Le doy una palmada y le digo, "tío, hemos cerrado el círculo".
LA CHUSMA DE LA CAMISETA
A mi jefe se le ve venir desde lejos. Llega caminando como si tal cosa, y cuando se lleva el chorreo de pitos e insultos el tipo sonríe y saluda con la mano. Le dije que fuera discreto, pero parece que le va la marcha. El lunes hablaremos del asunto y me encalomará un marrón, pero no por nada en especial, por costumbre. La entrada y salida de los que han elegido la opción de trabajar es penosa. A uno le entran ganas de teletransportarse a Marte, como el Doctor Manhattan, y dejar caer sobre la tierra roja la fotografía de ese momento. Los de dentro y los de fuera somos carne de cañón. Esa compañera, Isabel, que para el coche, se baja y da rienda suelta a su frustración comparte destino con quienes la abuchean. Al marqués le ha reventado un cristal un delincuente que sólo se representa a sí mismo, y el marqués, con justa ira y notable miopía, ha tirado al bulto, a "la chusma de la camiseta". Me viene a la cabeza una anécdota que ya he contado en este blog. Hace unos años, Anson soltó la siguiente frase en un Consejo de Redacción: "La verdadera prueba del carácter liberal de ABC es que en esta reunión entran personas con looks tan dispares como Ramón Pérez-Maura y Miguel Ángel Barroso". No supe si tomármelo como un insulto o como un cumplido. Ramón iba perfectamente trajeado y encorbatado y un servidor lucía una camiseta. Algunas cosas no han cambiado. Todavía hay clases. Pero yo no llamaría "chusma" a José Juan, que viene al piquete como iría a la cena de los Cavia, hecho un pincel, guardián de las esencias.
LÁGRIMAS DULCES
Mariajo parece una Magdalena. Han salido los de Punto Radio a solidarizarse y la chica no ha podido resistir el torrente de emociones. "No os diré: no lloréis; porque no todas las lágrimas son amargas" (Gandalf despidiéndose de los hobbits en el último capítulo "El Señor de los Anillos". Si no meto la referencia, reviento). Más lágrimas dulces: Javi Prieto llega disfrazado de roquero heavy con una guitarra de dos mástiles y monta el numerito para regocijo de los presentes. Circula la cerveza y la empanada. Es el segundo día y veo a alguien que me faltó el primero. Pablo, uno de los grandes, periodista de una pieza y, por lo tanto, chusma para el marqués, se ha unido a la protesta. Está con Susana la motera. De repente, me acuerdo de que se cumplen cinco años exactos de "lo de Leganés" (el suicidio de los terroristas del 11-M), un hito compartido en nuestras carreras (Pablo siempre dice que el recuerdo de aquella semana de pasión le llena de orgullo). Nos fundimos los tres en un abrazo.
Nunca habíamos hecho nada parecido.
05 abril 2009
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