Un portavoz me respondió enseguida: Amnistía Internacional ha condenado sistemáticamente y sin reservas la violencia de ETA contra amplios sectores de la población, y durante años le ha pedido que ponga fin de forma inmediata y permanente a su campaña de homicidios, secuestros, toma de rehenes y otros abusos graves contra los derechos humanos. Igualmente, la organización ha rechazado categóricamente cualquier argumento y objetivo que pretenda justificar estos abusos. ¡La postura de AI no deja lugar a dudas! Ahora bien, AI es una organización que opera en 150 países, no sólo en España, y que utiliza para referirse a ETA la única definición que existe de aplicación universal, emanada del derecho internacional, que es la de "grupo armado". El uso del término "grupo armado" no tiene por lo tanto ninguna connotación ideológica, y menos aún adaptada al caso de un Estado en particular. Por el momento, no existe consenso internacional sobre la definición de "terrorista".
Ochocientos muertos después, no hay forma de eliminar este lenguaje con tufo a equidistancia. Utilizar las palabras "violencia", "abusos", "homicidios", "toma de rehenes" y "grupo armado" para referirse a la vida y obra de los asesinos de ETA me parece inaceptable. En esta era de conceptos "discutidos y discutibles" podríamos decir que Miguel Ángel Blanco fue tomado como rehén y abusado por miembros de un grupo armado, y así evitarnos connotaciones ideológicas. Hay que joderse. No creo que las víctimas del terrorismo ni la mayoría de la sociedad española puedan entender este discurso, por mucho que "emane" del derecho internacional.
1 comentario:
"Excusatio non petita, accusatio manifesta", que dirían los de letras. Algunas asociaciones e individuos se suelen poner a la defensiva tras los muros del lenguaje equilibrista y políticamente correcto. Eso suele ser síntoma de que los ideales sucumben ante las amenazas de demanda. El romanticismo derrotado por la ortodoxia. Suena a aburguesamiento, por otra parte comprensible.
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