05 julio 2007

ERMUA

Se presenta un concejal: "Hola, soy el número dos de la lista de matables". El santo de este pueblo que cuenta con cinco centros regionales (gallego, andaluz, extremeño, castellano leonés y castellano manchego) es Santiago, "patrón de Ermua y de España, por este orden", bromea el político, que está harto de que le llamen héroe. "Un almeriense también defendería su tierra de indeseables". Quizás el mestizaje justifica que prendiera la mecha. Eso, y el hartazgo. "Aquí los etarras y sus amigos siempre tendrán respuesta". Tras el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco, el espíritu de Ermua despertó a una sociedad dormida, que gritó libertad sin mirar el carné ni el color del vecino de manifestación. Diez años después, volver los ojos a ese faro es más necesario que nunca.

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