18 abril 2007

CACERÍA EN EL CAMPUS


Un joven estudiante surcoreano ha asesinado a tiros a más de treinta personas en la Universidad de Virginia, Estados Unidos, un país donde cualquier descerebrado puede llegar a una armería, depositar un puñado de dólares en el mostrador y llevarse una pipa, un fusil o lo que haga falta. “Una milicia bien regulada es necesaria para la seguridad de un Estado libre; el derecho del pueblo a guardar y poseer armas no puede ser violado”, reza la segunda enmienda de la Constitución norteamericana. Casi la mitad de las familias tienen allí rifles o pistolas para protegerse. Al romántico recuerdo de los tiempos del salvaje Oeste, de la caza y la defensa de la tierra y la parentela, se aferran los defensores de la cultura de las armas, con la Asociación Nacional del Rifle a la cabeza, aunque ahora, en teoría, sí que hay un Estado que defiende a los buenos de los malos. La matanza de Virginia hará correr ríos de tinta; habrá llanto, rechinar de dientes, rasgadura de vestiduras, sesiones de psicólogos y hasta un nuevo documental de Michael Moore. Dará lo mismo. No hubo reacción tras lo del instituto de Columbine en 1999. Abolir las armas en EE.UU. es como abolir los toros en España, valga la odiosa comparación (que me perdonen los taurinos, pero la chorrada ésa de que el toro nace para morir... como todo el mundo, no te jode, pero no así, ¿no? Nadie nace para ser acribillado a balazos, ni para ser torturado hasta su último suspiro).
Con todo, el fácil acceso a la munición es sólo una de las dos patas del problema. La otra tiene que ver con lo que había en la cabeza del surcoreano ése, o de los dos estudiantes de Columbine que se llevaron por delante a doce compañeros y un profesor. Vivimos en un mundo cargado de violencia. Nos desayunamos con matanzas en Irak. Comemos con terroristas suicidas avanzando por el Magreb hacia Al Andalus. Cenamos con el catálogo de crímenes de nuestras series favoritas. Dejamos que nuestros hijos jueguen a shooters online. Yo mismo acabo de disfrutar con la violencia en bullet time de “300”. Es lo que hay. Podemos ahorrarnos parte de la dosis, pero no toda, a no ser que nos volvamos eremitas, y aún así tendremos que echar a algún oso de su cueva. Y en ese caldo de cultivo una neurona puede fallar y la tragedia tomar proporciones bíblicas.

3 comentarios:

Mr. Kaplan dijo...

Yo no hablaría tanto de la omipresencia de la violencia (ya que la ha habido siempre y la hay hoy en todos los países y en todos los medios de comunicación del mundo, pero curiosamente sólo les da a los adolescentes americanos por ir a cazar osos a los campus) como de unos sistemas educativo y moral defectuosos, podridos y, lo peor de todo, decadentes. Y es que el nihilismo está presente hoy en el terrorismo (como dicen Glucksmann o el dire), pero también en esas escuelas (por no hablar de la mayoría de las instituciones de ese país en general). O eso creo yo.

Anónimo dijo...

Un poco de demagogia, tal vez barata, pero quien vive mejor un toro de lidia o los famosos pollos egipcios, y quien muere de una forma mas dina?. Querido guia espiritual, creo que el problema radica en el numero de tronados que vive en Estados Unidos ya que en Canada la politica de venta de armas es muy similar y no ocurre lo mismo.

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=uQ1a22GwfSY la relacion de Boadella con la prensa